El juego es un mecanismo natural de interacción de los seres humanos, nos permite adquirir comportamientos, capacidades y actitudes imprescindibles durante toda la vida y así progresivamente aprender a desenvolvernos mejor en el mundo que nos rodea.
Esto lo podemos ver cuando el niño juega a ser la profesora, imitando algún rol o profesión o cuando juega a la pinta o al congelado, aquí los niños deben asimilar ciertas reglas y respetarlas. Tanto en el juego de la profesora como en la pinta el niño despliega una variedad de conductas que denotan un importante desarrollo cognitivo.
Recientes investigaciones en neurociencia han destacado el papel del juego en desarrollo cognitivo. Se ha encontrado que durante el juego las personas liberan una serie de sustancias que tienen una estrecha relación con la memoria, la motivación, la atención y concentración. Estas sustancias químicas se denominan dopamina, serotonina y acetilcolina (Gómez, 2012, Mora, 2013).
Cuando se libera Dopamina, las personas sienten una sensación de placer y una auténtica recompensa cerebral que promueve y despierta la curiosidad, aumenta la motivación. Cuando jugamos se libera mucho dopamina (Mora, 2013).
Por otro lado la Acetilcolina, desempeña un papel crítico en la formación de recuerdos, la capacidad de concentración y razonamiento lógico, incluso se ha encontrado que la liberación de esta sustancia química cumple una función importante en la disminución del deterioro neurológico asociados al envejecimiento (Gómez, 2012).
La Serotonina, participa en los estados de ánimo, temperatura corporal, reduce los niveles de agresividad y regula el ciclo del sueño, favorece la plasticidad cerebral y la creación de nuevas conexiones cerebrales (lo que significa aprender con mayor facilidad). Estudios recientes han descubierto que cuando se liberan sustancia serotoninergicas, se aumenta la velocidad del aprendizaje, esto significa que cuando el niño juega el cerebro se prepara para el aprendizaje y la rapidez con que aprende el mayor (Zachary, 2005).
Pocas actividades logran la liberación de tantos neurotransmisores juntos, y el juego es una de estas actividades.
Estudios en psicología del desarrollo han encontrado múltiples beneficios del juego para el desarrollo psicológico, social, emocional y cognitivos. Dentro de los beneficios encontramos:
- Favorece exploración, seguridad, autonomía y desarrollo motor.
- Estimula la curiosidad y favorece el desarrollo del lenguaje.
- Es un contexto ideal para expresar los sentimientos y elaborar situaciones no resueltas.
- Permite una mayor interiorización de las pautas y normas de comportamiento social
El juego está estrechamente vinculado a las dimensiones básicas del desarrollo infantil: psicomotor, intelectual, social y afectivo-emocional (Garaigordobil, 1990).
Conociendo todos los beneficios anteriormente mencionados, se sugieren tener en cuenta algunas recomendaciones para el fomento del juego en las interacciones con los niños.
- Idealmente promover juego en entornos naturales, permitiendo el contacto con diferentes texturas.
- Evitar controlar el juego del niño, para esto se sugiere preguntarle al niño que rol quiere que cumpla el adulto con el juego. Ej. están jugando con títeres, se le pregunta al niño ¿quién quieres que sea yo?
- Observe primero lo que el niño hace, trate de identificar sus preferencias y gustos, coméntelo. Ej. Veo que te gustan mucho los animales, ¿quieres que juguemos con ellos?
- Proponga juegos, pero antes permita que él tenga iniciativa y lo involucre a usted, sino lo hace progresivamente trate de proponerle algo.
- Los cambios de tonos de voz, gestos son importantes para la interacción, favorecen la atención y motivación.
- Evite solo preguntar, muchas veces los padres confunden el juego con verificar si el niño sabe los nombres de algunos objetos. Intente primero observar lo que él hace con los juguetes e involúcrese en la dinámica que él propone.
Recuerde que más que lo usted haga, es COMO LO HACE y COMO SE SIENTE haciéndolo. Trate de sacar a su niño interior, el niño percibirá su tono emocional y motivación genuina favoreciendo el vínculo y estrechando la relación con él.
REFERENCIAS
Mora, F. (2013). Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Editorial.
Garaigordobil, M. (1990). Juego y desarrollo infantil: La actividad lúdica como recurso psicopedagógico. Una propuesta de reflexión y de acción. Madrid.
Gómez, M. (2012). Psicobiología. Manual CEDE de Preparación PIR.12. CEDE: Madrid.
Zachary, F. M. (2005) Electrophysiological Monitoring of the Interactions between the Serotonin and Dopamine Systems during the Initiation of Goal Directed Behaviors. In reseachgate.